Post Actualizado en enero 27, 2014
Reglas básicas del marketing digital I
El marketing, como todo, ha tenido una evolución gracias a internet y a las nuevas tecnologías, adaptándose a ellas y, ofreciendo así la versión marketing 2.0. Esta no es más que el marketing dedicado a la red. Puede parecer que no tiene que haber ningún cambio con otro tipo de marketing, al fin y al […]
El marketing, como todo, ha tenido una evolución gracias a internet y a las nuevas tecnologías, adaptándose a ellas y, ofreciendo así la versión marketing 2.0. Esta no es más que el marketing dedicado a la red.
Puede parecer que no tiene que haber ningún cambio con otro tipo de marketing, al fin y al cabo, se trata de vender, pero no es así. No es lo mismo un usuario inmerso en las nuevas tecnologías de pleno que otro que lo hace de manera ocasional. Tampoco son los mismos usuarios los que navegan, cada uno tiene necesidades e inquietudes distintas. Por todo ello, el marketing además de adaptarse introduciéndose en el mundo interactivo, ha creado una versión específica de él para esta función.
El marketing 2.0 cuenta con una serie de características propias especificadas en un manifiesto, con el fin de tener una base con unas pautas a seguir para aquellos que se dediquen a este cometido, y así poder llevar un orden e intentar que este no sea usado de forma incorrecta o perjudicial. Algunas de estas características son:
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La publicidad engañosa no es válida, no debe mentirse ni estafar a ningún usuario.
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A los clientes o futuros clientes les gusta que se les pregunte su opinión, ya sea del producto una vez comprado, de la impresión que tienen de él previamente o del anuncio en si. Con ello se puede guiar a otros usuarios o a la misma empresa.
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Cuando se precise tomar datos de la persona, tanto para mantenerla informada de las novedades como para solicitar cualquier cosa, siempre se le deberá pedir permiso antes de proceder.
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Igualmente, se debe pedir permiso para poder enviar información a la persona interesada, los e-mails de spam son muy molestos, ocupan espacio en la cuenta de correo del cliente, agobian y hacen que sean eliminados con rapidez, sin reparar en el contenido, por ello son en el mayor de los casos herramientas inútiles. Si se pide permiso para enviar información, el cliente que decide recibirla lo hará de buen grado y no molesto por penetrar en su intimidad de forma agresiva y sin permiso.