En un espacio físico siempre hay limitaciones, al no ser que dispongas de cantidades ingentes de metros cuadrados, cosa que no es muy probable y por lo general, tampoco es útil, es muy difícil de que una tienda pueda ofrecer un sin fin de productos y con variedad de cada uno de los mismos. Una zapatería es prácticamente imposible que tenga para vender in-situ más de 100 modelos distintos, cada uno de ellos en dos o tres colores y 4 modelos por talla. Si calculamos eso nos da el resultado de: necesitar tener una tienda tipo gran almacén solo para ella o, disponer de una nave industrial adjunta a la tienda para guardar lo que no se puede exponer.

Esa es la cuestión, límites de espacio que conlleva límites a la hora de mostrar al cliente, eso en internet no sucede. El espacio es infinito, puedes tener tanta variedad como decidas, lo que quieras vender lo puedes ofrecer con la diversidad que creas conveniente y, lo importante, el cliente podrá ver todo lo que decidas ofertar.

En una tienda física además, los escaparates suelen ser pequeños, en ellos debes decidir qué poner y, por lo general expones los productos que más salida quieres dar ya sea porque están de moda, porque tu beneficio es más grande o porque tienen mucho género y quieres que salgan rápido. En internet toda tu tienda es un escaparate, todos los productos pueden estar presentes en él, no hay límites en ese sentido.

Este hecho es muy práctico pero, puede tener sus contras. Esto implica tener un diseño bonito, llamativo y agradable, que invite al usuario a visitar la página y a navegar por ella. Es muy importante la página de inicio, tener destacados los productos estrella pero invitar a conocer el resto de los productos, el menú con las secciones deben ser fáciles de encontrar y de acceder, cuanto más sencillo lo tenga el cliente para curiosear tu web, más posibilidades tienes de que compre. Esa es nuestra finalidad.

Debemos aprovechar la ventaja del espacio infinito de manera ordenada y sabiéndole sacar ventaja ante nuestra competencia.